La mañana empezó
con un “warm up” para romper el hielo e ir haciendo amigos. Y el objetivo se
cumplió con éxito: baile, risas y muy buen humor. Hemos de decir que Miguel se
dejó ganar muy amablemente por tres chicas holandesas. Well done, Miguel!!
Después tuvimos
la suerte de poder contar con el testimonio directo de una refugiada de
Uzbekistán, Dilora. Todos quedamos conmovidos con su historia. Muy interesante
y una buena manera de empezar el trabajo en los talleres.
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